Olivia
Hogar dulce hogar.
No es la fortaleza, pero es fuera de la clínica y con eso estaba bien.
A lo que entré a la mansión fui recibida por todo el personal de la casa, super alegres por nuestra llegada.
Había un cartel de bienvenida y muchos detalles en colores azules, estaba totalmente feliz por recibimiento pero Enzo nos llevó a nuestra habitación indicando que debía descansar y es la verdad, en la clínica se me hizo imposible descansar y más porque Ezio tenía un horario complicado.
Le diría adiós a dormir como morsa, mi hijo me necesita y debo acostumbrarme a sus horarios y yo ir arreglandolos.
Cuando llegamos, él tomó al bebé en brazos y lo llevó a la cunita que había instalado justo en mi lado de la cama, quedaba bajita y sabía que no tenía que hacer esfuerzos para tomar a mi bebé.
Mi cuerpo sigue débil, y el moverme demasiado me agota de sobremanera, y sumando a los puntos internos que tengo en mi vagina luego del parto, imagínense.
—¿Quieres cambiarte de ropa?