Me aparté de Matteo y lo miré mal; él solo sonreía como si nada hubiera pasado, y eso me enfadaba aún más. Le había pedido que no volviera a hacerlo, y había tomado mis palabras como si no fueran nada.
— No vuelvas a acercarte a mí — le advertí con enojo.
— Lo siento — me dijo con una sonrisa.
Yo me di la vuelta sin responderle nada y me alejé. No quería saber nada de él por ahora. Entré al edificio y subí al ascensor, esperé hasta que se abrió y caminé hasta mi apartamento.
— Kat — me llamaron.
Yo me di la vuelta de inmediato; Hayden estaba allí de pie, mirándome de manera extraña.
— ¿Por qué? — me preguntó.
Yo lo miré y entonces supe lo que él me estaba tratando de decir.
— No es lo que piensas — le aclaré.
Hayden empezó a llorar; se pasó ambas manos por el rostro con desesperación.
— Te juro que no es lo que piensas. Déjame explicarte, por favor — le supliqué.
Sentía cómo estaba entrando en desesperación y no sabía qué hacer o decir para que él dejara de llorar.
— Si no me querías,