Capítulo 753
Luis se giró y apagó el cigarrillo.

Al extender el brazo, sus músculos se delinearon bajo la camisa, y la lujosa pulsera de diamantes en su muñeca destacaba, combinando lo salvaje y lo refinado en una mezcla de pura masculinidad.

Después de apagar el cigarrillo, habló con calma.

—No me ha ofendido a mí. Ha ofendido a mi esposa.

—Dulcinea.

—Señorita Carrasco, seguro ha oído ese nombre.

Sus palabras fueron directas. Sarah no pudo mantener su compostura y replicó indignada:

—¿No fue ella la responsable de la muerte de mi hermano y mi cuñada? La odiamos, ¿qué tiene de malo eso?

Luis se levantó y se acercó a ella, su figura imponente haciendo que Sarah retrocediera instintivamente.

Cuando estuvo frente a ella, la miró desde arriba con una frialdad helada:

—Si alguien debe ser responsabilizado por la muerte de Leandro, soy yo. Fui yo quien arregló su matrimonio con Jimena. Fui yo quien le rompió una mano. Si él no hubiera acosado a Dulcinea después de casarse, ¿cómo habrían muerto él y su
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