Todo había cambiado después de tantos ocurridos.
—¡Hermano! —exclamó Ana, abrazándolo fuertemente y con la voz entrecortada—. ¿Cómo regresaste antes de lo previsto?
Junto a ellos, Carmen, mientras secaba sus lágrimas, interrumpió:
—Volví temprano para tu cumpleaños.
Ana era consciente de que, sin las acciones de Mario, él no habría podido volver tan pronto; quería darle una sorpresa… por eso había partido de la Villa Bosque Dorado mucho antes. Sin embargo, ni ella ni Luis mencionaron a Mario.
Carmen encendió un brasero; antes, Luis no creía en esas costumbres, pero por darle tranquilidad a Carmen, finalmente accedió. Después de encenderlo, Carmen tomó su mano y, sin poder contenerse, rompió en llanto:
—¡Por fin has vuelto, ahora sí puedo explicarle todo a tu papá!
Luis la abrazó para consolarla.
Después de un momento, Carmen se serenó y, secándose de nuevo las lágrimas, propuso:
—Vamos a ver primero a tu papá. Seguro que te ha extrañado mucho.
La emoción invadió a Luis.
En ese instante