He luchado con todas mis fuerzas para que la semana no transcurra de prisa pero como todos saben es imposible detener el tiempo.
No tengo la mínima intención de acudir a la maldita junta conciliatoria pero misteriosamente los días se fueron en un abrir y cerrar de ojos.
Luca ha estado intentando explicarme que no necesito colgarme "hasta el perico" para ir y es que creo que he abusado un poco con el arreglo. Me he puesto mi único vestido, uno negro bastante ceñido —con el que, por supuesto, apenas puedo caminar— y para cubrirme un kimono con fondo blanco y motivos negros. Luca cree que mi look apesta y me da la opción de ir con unos jeans y una sencilla blusa roja de seda que apenas he usado un par de veces en algún evento importante, luego me extiende el mismo kimono y cuando me lo pongo, constato que él tiene razón, ¿cómo demonios los gays logran tener tanto sentid