Este tema podía esperar hasta que llegara a casa por la noche y lo hablara con su esposo, pero mientras repasaba todo lo que había dicho y hecho en casa de Yuli, Regina no podía evitar sentir una vergüenza profunda que la estaba consumiendo.
...
Marina y Diego fueron al aeropuerto a despedir a Yolanda y su familia.
Yolanda, abrazando el brazo de Marina, de repente no quería irse.
Diego, al ver la cara de Yolanda, ya sabía lo que pasaba: quería quedarse en Estelaria. Levantó una ceja, miró a Víctor y le dijo:
—Ya pueden entrar.
Víctor no pudo evitar sonreír nerviosamente mientras miraba a su hijo Ulrico. Pero Ulrico no se movía, su mirada fija al frente, sin mostrar ni el más mínimo interés en irse. No le importaba quedarse.
Marina, con ternura, abrazó a Yolanda.
—Vete tranquila, ya cuando tengamos alguito de tiempo, iremos a verlos.
Yolanda triste respondió.
—Vale, los estaré esperando.
Cuando Yolanda y su familia se fueron, Diego tomó la mano de Marina y salieron del aeropuerto.
Marin