Aquel día, John había decidido visitar a Katherine con una propuesta. Todas las miradas se amontaban para verla pasar en aquellos blancos pasillos. Dependientas, costureras, y personal diverso, no despegaban la vista de aquella hermosa mujer de cabellos rubios, que siempre lucia elegante y recta. Sus ojos eran simplemente impresionantes; agresivos en extremo, y seductores al borde del infarto. Su cuerpo era hermoso; no se notaba que era la madre de dos pequeños, hacia soñar a los hombres, y quizás, a algunas mujeres también. John observaba como era prácticamente inevitable que la mayoría de las personas en ese lugar, mirasen con tanta atención cada enérgico paso que daba Katherine Holmes. No era difícil darse cuenta de que Katherine era una mujer hermosa, realmente lo era, sin embargo, le parecía interesante notar la admiración que la mayoría de esas personas parecían sentir por ella, y es que, francamente, Katherine había demostrado ser una mujer realmente impresionante. Había vivi
El roció de la mañana besaba las rosas rojas en los jardines de aquella casa. Las aves cantaban hermosas melodías que a cualquiera podría alegrarles el corazón. El sol ya se había asomado con su brillo eterno sobre las colinas, y, sin embargo, Emily sentía que su rabia y celos iban en aumento. Su madre, hablaba con la madre de Henry por teléfono, sobre retomar el compromiso entre ella y el apuesto magnate, pero la rabia que sentía por el desaire de Katherine y los aires de superioridad que aquella pordiosera le había demostrado, la mantenían irritada en exceso. De ninguna manera podría tolerar aquello, de ninguna manera podría consentirlo. Katherine Holmes no era nada más que la hija de un hombre humilde; no tenía nada en si misma para tener esa superioridad y restregársela en la cara…era simplemente intolerable. —Pensé que estarías más feliz, después de todo, mamá te está cumpliendo tu capricho. — dijo Arthur. La voz de su hermano tan solo logró irritar aún más a Emily. —El qu
En su lujoso departamento, Henry despertaba con un terrible dolor muscular; había subido a la piscina con la esperanza de volver a gemelos, y se había ejercitado nadando hasta que no le quedaron más fuerzas. Mirando su celular, vio que pasaban las tres de la tarde. Apresurado y adolorido, se había metido a bañar con la rapidez de un relámpago, iba tarde hacia la junta de asociados y con esa sería la tercera vez, sus socios no estarían nada contentos. Mirándose en el espejo, vio su aspecto desalineado; tenía los ojos enrojecidos por los desvelos, y la barba comenzaba a crecerle más dándole un aspecto terrible y desordenado. Hacia algún par de meses que no se cortaba el cabello, y si admitía la verdad, parecía un vagabundo.Se sintió realmente miserable de notarse así, tan demacrado…tan destruido. Tomando el rastrillo, se quitó la barba desalineada y luego lavó bien sus dientes, pero aquellas mismas preguntas que se había estado haciendo, nuevamente bombardeaban su cansada mente. ¿Por q
La rubia no dijo palabra alguna, y caminando con arrogancia junto a Katherine y su secretaria, entró en aquel espacio privado. Katherine la miró, era extraño ver a la que una vez fue su mejor amiga y no sentir nada más que desprecio hacia ella, aunque aquello era normal, ella la había traicionado.—Veo que no has cambiado mucho Emily, aunque ahora vistes de Prada y no Divane, supongo que no debe de parecerme extraño, después de todo, jamás podrías aceptar que yo soy su diseñadora. — dijo Katherine con voz calma para luego volver a sentarse tras su lujoso escritorio.Emily miró con desprecio a la rubia altiva, quien la miraba fijamente y sin agachar la mirada. Emily notaba que había algo diferente en Katherine; ya no tenía aquella mirada dulce y tranquila, ahora parecía una fiera que estaba dispuesta a morder su yugular.—Por supuesto, he cambiado Katherine, y tienes razón al decir que jamás podría aceptar que alguien como tu crea que está a mi nivel, después de todo, yo soy la futura
—Buenos días, Karla, ¿puedes anunciarme con la señora Holmes? Vengo religiosamente a cumplir mi primer día como el director de este bello lugar. — se anunciaba John con su acostumbrado buen humor, sin embargo, sus pensamientos aún estaban enfocados en su hermano y la ex prometida de este.—Claro señor Bennett, yo lo anuncio. — respondía la secretaria sonriendo coquetamente.Devolviéndole la sonrisa, él se sabía todo un casanova, sin embargo, Katherine no era un hueso fácil de roer, y menos aun cuando su estúpido hermano mayor, le había hecho tanto daño.—Karla, hoy estás preciosa, realmente pareciera que decidiste vestirte así solo para mí, ¿Acaso estas tentándome? — dijo John en tono seductor con la sola intención de incomodar a la joven secretaria.La joven secretaria se sintió avergonzada ante aquel avance tan directo. Pero antes de que pudiera responder, la puerta de la oficina de Katherine se había abierto con rapidez.—John, que bien que llegaste, entra a la oficina. — dijo Kath
Eran las doce del mediodía en el elegante edificio Bennett Corp., Henry se había perfumado, se había puesto su mejor traje, y se había peinado como lo hacía antaño cuando aún era el fiel esposo de Katherine Holmes.En aquella junta que con sus inversionistas y los socios de la cadena de hospitales había tenido, había sido terminante. Él no estaba desempeñando un buen trabajo al frente de la compañía, y la incursión de aquel lugar del que Katherine era dueña los había puesto en una mala posición; habían perdido clientes importantes, y los inversionistas comenzaban a inclinarse con el nuevo lugar que ofrecía nuevas oportunidades y más recientes.Mirándose en el espejo, Henry se sintió como un hombre atractivo una vez más, y no como el ebrio descuidado y maltrecho que había sido desde que había dejado a la mujer que realmente amaba. Esa tarde la vería, volvería a ver a su amada Katherine, pues se había concretado una junta con ella y su nuevo CEO, y su tío había armado una propuesta para
Aquella tarde, Katherine meditaba, sobre todo; sus sueños, su pasado, y aquellos sentimientos que aun guardaba dentro de ella y que le estaban ocasionando conflictos en su actualidad. Henry, en aquel momento en que le pidió ser su esposa, le había hecho escoger y tomar una decisión sobre su vida…nunca se ponía a pensar en ello pues no lo había visto como algo malo hasta en ese momento; había tenido que escoger entre seguir con su carrera y los sueños que tenía, o ser la esposa del hombre del que se había enamorado; Henry no quería compartir su tiempo con nadie, y quería que ella fuese exclusivamente para él, por ello, cuando le había pedido matrimonio, le había pedido también que dejara su carrera para ser su esposa y la madre de sus hijos; aquello había sido egoísta, pero no lo vio de esa manera en aquel entonces, pues ella en verdad lo amaba.—Pareces muy absorta en tus pensamientos…pero sostengo lo que he dicho, lo que te hizo pasar Henry, sacó lo mejor de ti. — aseguró John.Kathe
Aquella tarde, la junta continuaba.—Hay, ¿Por qué será verdad? No lo sé, supongo que ahora y desde siempre soy la escoria familiar y estoy desheredado de algo tengo que vivir, ya sabes tío, tengo un gato que mantener y ese gato puede que tenga gatitos, la familia crece, naturalmente debo tener un empleo para poder mantenerlo, si vieras al pobre y viejo Michiberto, el pobrecito tiene una pata coja…—¡Basta de tus tonterías y deja tus estúpidos juegos John! No hare negocios contigo presente. — dijo el tío Bennett interrumpiendo y enfurecido por los juegos de su sobrino.Katherine sonrió ante el desatinado comentario soltado por John y este le había guiñado un ojo. Sin duda alguna, aquel hombre siempre tenía una payasada que decir sin importar lo incomoda o seria de cualquier situación.Henry, miraba a Katherine y como esta se había reído por lo bajo de las tonterías de John, había visto, además, aquel sonrojo colorear sus mejillas, John la estaba mirando a ella y no a su tío. Resultaba