El ambiente era fresco y agradable, ideal para el verano.
Se notaba que Eloy valoraba la calidad de vida.
Pronto, la puerta del dormitorio se abrió, y Eloy apareció con un sencillo y elegante vestido de seda con tirantes.
Como veterana del mundo del entretenimiento, su presencia en persona era aún más majestuosa y deslumbrante que en los videos y fotos, sin mostrar signos de envejecimiento.
A sus cincuenta y tantos años, seguía siendo una estrella radiante que dejaba a todos sin palabras.
—Señora García.
Me levanté con una sonrisa para saludarla.
Olaia también se levantó y comentó con sinceridad: —¡Señora García, verla en persona supera todas las expectativas! ¡Las fotos y los medios no capturan su verdadera belleza!
Eloy, sin pretensión alguna, respondió a Olaia con un tono juguetón.
Tras la presentación de su asistente, pudo distinguirnos.
Se acercó a nosotras con una sonrisa y dijo: —¿Por qué están de pie? Siéntense, conversemos con calma.
Tomándome del brazo, comenzó a hablar anima