Capítulo 83: Dulce melodía.
Rosalind sintió un nudo en la garganta. Su respiración se hizo un poco más corta.
—Eres demasiado observador, señor Ainsworth… —susurró ella, con voz temblorosa.
—Solo cuando algo me importa —recalcó él.
El camarero llegó con el segundo plato: carne al punto, bañada en salsa de vino. El aroma era intenso. Las copas se llenaron otra vez. El sonido del cristal al chocar, "clink" resonó entre ellos cuando brindaron.
—Por los nuevos comienzos —dijo él.
—Y por no tener miedo de volver a intentarlo —añadió ella con una sonrisa.
Comieron despacio, hablando de cosas ligeras: los colores del mar en Brighton, la nueva galería de arte que abriría cerca del muelle, los bocetos que ella tenía en proceso.
Donovan la escuchaba con genuino interés. A veces se inclinaba hacia adelante, apoyando el mentón sobre una mano. Otras, simplemente la miraba, siguiendo el movimiento de sus labios mientras hablaba.
Rosalind notó esa mirada más de una vez. La distraía. Le costaba mantener la voz firme