Capítulo 67: Únicamente mío.
—¿Nunca hubo pelea, motivo, discusión… nada? —preguntó ella, con la voz suave, casi temerosa.
—Nada —contestó Donovan—. Su abogada nunca dio explicación. Se fue a los Estados Unidos… y un año más tarde completé el divorcio. Todo acabó.
Rosalind quedó impactada. Pensó:
"Entonces jamás hubo ruptura por su parte… todo era perfecto y de repente, fue para él, como despertar de un sueño perfecto"
Un nudo se formó en su garganta. La imagen de Donovan, fuerte, elegante y controlado, vulnerable por primera vez ante ella, la conmovió y asustó al mismo tiempo.
Se imaginó el impacto sobre su familia, sobre doña Jacqueline… un grave insulto a los Ainsworth, una herida que debía haber dolido intensamente. Su corazón se apretó al pensar en ello.
Donovan se levantó del regazo de Rosalind, sentándose a su lado. La miró a los ojos, con esa seriedad que podía intimidar y consolar al mismo tiempo.
—Está bien —dijo suavemente—. No pongas esa cara tan triste. Eso fue hace suficiente tiempo como par