Jay había perdido todo el sentido de la razón cuando se trataba de amar a Angeline.
Cualquiera podría intimidar, pisotear y humillar al Joven Amo de la Capital Imperial y él simplemente devolvería el golpe con indiferencia.
Sin embargo, si alguien lastimaba o molestaba a Angeline, entonces el Señor Ares enloquecería.
Cole tenía envidia del amor del Señor Ares por Angeline.
‘’¿Maldiciendo su matrimonio y su vida? ¿Por qué siento que eres esa persona?’’. Cole siempre era capaz de convertir su envidia en un ataque ofensivo para contraatacar al Señor Ares.
El Rolls-Royce de Jay casi se estrella contra un muro delante. Jay frenó de golpe, haciendo que el Rolls-Royce se detuviera a una pulgada del muro.
Cole estaba tan asustado que todo el color desapareció de su rostro.
‘’¿No sabes conducir?’’.
Jay lo miró furiosamente, diciendo: ‘’Deberías culparte a ti mismo por decir todas esas tonterías’’.
Cole se encogió de hombros y se rio. ‘’Estoy diciendo la verdad. Angeline perdió la oport