El ejercito plateado IV

Un par de días después, se presentó un hombre erudito en el palacio de Phindelvania para confirmar que todas las piezas en el templo de los reyes estuvieran en orden. El rey Simon lo recibió amablemente y llevó acompañado de sus dos habituales guardias al templo de los reyes.

Antes de entrar dicho lugar, los guardias del templo lo palparon para asegurarse de que no ocultara nada y le pidieron la carta que verificaba que en verdad había sido enviado por el reino de Phindelvania. El hombre la mostró a uno de ellos, quien la verificó y permitió su ingreso. 

- mi Rey ¿también desea entrar? - preguntó uno de sus guardias. 

- por supuesto, acompañaré a nuestro visitante como suelo hacerlo cada año. ¿También tengo que ser requisado? 

El guardia miró a su compañero quien le dijo:&nbs

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