El ejercito plateado III

Unos minutos después, el rey se hallaba en la mesa junto a su tosca esposa y engreído hijo, cenando. 

- ¿Simon estas bien? - preguntó la reina. 

Simon la miro y le sonrió para decirle que lo estaba. 

- te noto muy pensativo. 

- ah... sí, tú sabes cómo es, tengo que pensar en cómo restaurar Phindelvania después de esta tragedia - respondió el rey y continuó comiendo. 

- ya sé que manejas un estrés muy alto, pero te notó algo distinto. Hace una hora alguien pidió verte ¿quién era? - preguntó su fisgona esposa. 

- era un mensajero, me dio una carta del príncipe de Tosno. Se ofrecía a apoyarme en lo le fuera posible para la restauración de la ciudad, pero le conteste que no había necesidad. Tengo todo bajo control.&n

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