Dante camina de un lado a otro en la habitación, sin parar de maldecir. Parece frustrado y con ira acumulada, pero no sabe cómo descargarla.
-Dante - se detiene y me mira.
-¿Te sientes mal? ¿Te duele algo? - pregunta preocupado, pero yo niego.
-Quiero que dejes de atormentarte tanto pensando. Ya está, el corazón no funcionó, tal vez no estoy destinada a vivir mucho.
-Por Dios, Val, ¿qué dices? Mientras yo viva, vamos a luchar para que estés con vida. Verás que conseguiremos otro corazón - al decir eso, recuerdo las cosas horribles que hizo para conseguir este corazón. Creo que en parte por eso falló, porque no fue adquirido de la mejor forma.
-No quiero que mates a inocentes por darme un corazón.
-Si con eso te mantengo viva, lo haré.
-Pues yo no dejaré que me trasplanten, no recibiré un corazón que fue robado - él se sienta y suelta un gran suspiro.
-¿Por qué haces esto tan difícil? - habla frustrado.
-Porque quiero vivir con la conciencia tranquila. No sé cómo lo haces tú,