Lion

Tiene razón, por más que quiera no separarme de ella, tiene el derecho a saber la verdad y no solo ella, también yo.

Asiento a sus palabras, camino atrás y y me coloco la bata de baño; regreso por ella que sigue pegada a la pared con la respiración agitada.

—Respira pequeña, tienes razón, necesitas saber la verdad de tu origen y el porqué de tantos secretos, y eso es algo que no pienso negarte —le soy sincero.

—Se lo agradezco mucho, yo...

—Escucha —tomo su barbilla y la elevó para que nos veamos a los ojos —ya no más formalidades, eres mi mate, mi pareja destina por la Diosa Luna, el amor de mi vida, soy tu por completo; solo dime por mi nombre ¿de acuerdo?

—Esta bien —asiente y se sonroja —Lion.

—Aunque en la intimidad —acerco mi rostro al suyo y paso mi pulgar sobre sus jugosos labios —no me molesta en lo mínimo, que me llames señor —digo lo último en su oído y veo como su piel se eriza.

Tiembla un poco y pasa saliva con dificultad, sus manos se hacen puño en la bata y aprieta