Una buena noticia entre tantas malas.
Antes de entrar al apartamento respiro hondo. Intento relajarme para que Evans no me mire tan afectada. Me miro al espejo y retoco mi polvo compacto. Especialmente en las ojeras. Se nota que estuve llorando. Pero poco después me siento preparada, y entro. Evans me dió unas copias y yo accedí a usarlas pues a veces está tan débil que sencillamente no puede levantarse. Entro con cuidado y lo oigo toser. Toco la puerta de su recamara y después de un silencio me hace pasar. Lo miro acostado. Camino hasta él y sonrío.
—¿Cómo estás?— pregunto sentándome a su lado.
— Estoy mejor. ¿Y tú?— pregunta y vuelve a toser.
—¿Bien?. No pareces bien, toses mucho— Lo cubro un poco con la sábana y acomodo su almohada.
—Solo son los medicamentos, resecan mi garganta, nada más , no te preocupes — dice y sonrío aliviada.
—Bueno entonces yo estoy bien, tampoco tienes que preocuparte por mi— digo.
— No me mientas. ¿Cómo está Peter? ¿Por fin pudo salir en libertad? ¿Necesitas que haga algo?— sonrío trist