ANDROMACA
Aumenta el empuje de su cadera hasta límites inaguantables, renaciendo en mi cuerpo aquellas sensaciones que siempre experimento cuando me hace suya, a si a lo bruto queriendo partirme en dos y llevándome al ya las brasas incandescentes del sexo.
Mi hombre es una bestia la cual en cuatro me penetra como una bestia desatando un río caudaloso de jugos cálidos que se mezclan con la sensación de ardor de mi vagina, me sujeta fuerte de las caderas mientras sus pelotas chocan una y otra vez contra mi sexo que lo aprieta en tanto gimo al sentirlo tan profundo y rico.
Me estremezco en jadeos entrecortados por los balbuceos de frases amorosas y pasionales que suelta más fuerte sus embates desatando un sonido obsceno que inunda nuestra habitación.
—Nena—musita besándome la espalda y llevando su dedo a mi clítoris mientras sale lento y entra de una sola estocada que me pone a vibrar integra—te amo nena.
—Te amo mi amor.
Contesto llevándolo contra la cama y montarlo como tanto me gusta.