ANDROMACA
La vista del juez es intensa, pero me centro en el rostro del abogado que es todo un poema y vuelvo a mi silla con un Anker que me sonríe y Rich que tiene esperanza de ganar este caso y lo vamos hacer porque se lo prometí.
Dos testigos más que destrozo con suma facilidad y llega el momento final al enfrentarme al chofer de la familia que hace poco por recomendaciones de la viuda ingreso a trabajar.
—Me puedes indicar donde estabas la noche anterior a la muerte del señor Milonas.
—Estaba comiendo con unos amigos—contesta seguro.
—¿En dónde? —reviso los documentos que tengo en la mano.
—Salíamos de ver una película y nos quedamos en el restaurante del centro comercial Cosmos.
—Que raro —digo fijando mi mirada azul en él, tomo el control del televisor encendiéndolo y mostrando las imágenes que lo dejan como un total mentiroso—este eres tú ingresando a esta tienda ubicada en una estación de servicio de abastecimiento de combustible a las afueras de Grecia.
Palidece porque las cá