ANDROMACA
Cada molécula de mi cuerpo me duele, no miento ni exagero diciendo que Stavros sacio no se si su enojo, su gusto o deseo ayer, pero solo me dio intervalos para recuperar el aliento y volver a montarme como un animal, sentí por primera vez la satiriasis en un hombre absorbido literalmente por el deseo.
Una y otra vez me hiso el amor estallando dentro de mí, «tan rico» de pie, sentados, en la cama, en cuatro, un sinfín de posiciones agotadoras que me hicieron sentir su potencia de forma extrema.
Observo increíblemente su cuerpo que yace boca abajo con la sabana solo cubrirle el trasero, su espalda, su cuello y brazos están rasguñados por mí, al igual que el he marcado territorio porque ya me he entregado a esto que siento.
Duerme placenteramente y elevo plegarias para que no despierte pronto porque quiero un respiro, me duele hasta respirar, me encanta tenerlo dentro de mí, me fascina que me haga el amor como un completo desquiciado que solo tendrá paz estando dentro de mí,