STAVROS
—Sabes que cuando decida salir del closet, te buscare—bromeo—pero por el momento te quedaras con las ganas.
—Por eso es que lo amo—sonríen los demás clientes, son fieles a la empresa y los diseños—ten cuidado querida—se dirige a Andrómaca—una cosita rica como esta no se puede dejar sola.
—Es por eso que yo estoy aquí—me observa—cuido lo mío.
Maldita hija de puta, su coquetería me enciende, pero no puedo evitar ver la expresión de Altair, que sepa que me pertenece, para bien o para mal es mía.
La reunión se alarga, los pedidos se triplican, las miradas se vuelven pesadas, intensas por parte de Andrómaca, intento no manifestar lo que me hace sentir y mis pensamientos emergen contradictorios cuando no puedo entender el sentimiento que me surge cuando alguien observa lo mío.
Escogen sus diseños, entregan los suyos, se cierra el trato y después de tres horas la reunión termina, tecleo en mi celular confirmando la cita en tanto todos se aleja saliendo del restaurante, bufo agotado c