STAVROS
—No lo sé—continúa con su labor y le sube el vestido dejándome impresionado porque no lleva bragas.
—Necesito que salga por favor.
Se altera al descubrir que esta desnuda.
–Es mi esposa usted limítese a despertarla porque estoy apurado.
Trago con dificultad al ver su monte venus totalmente rasurado, su piel se ve suave y fácil de marcar, aflojó el nudo de la cobrada sintiendo calor repentino y el cómo mi falo toma grosor apoyado en la puerta del consultorio médico.
Le toma la presión, los latidos del corazón y disimulo mi excitación mirando mi reloj, vuelvo mi mirada en ella y es tan diferente, si la observas bien sus labios son más carnosos, con un color natural rosado, sus pestañas mucho más largas y sus piernas son una jodida mierda de lo torneadas que son..
Basta, es el maldito enemigo Stravros.
—Despiértala—pronunció enojado—tengo cosas que hacer y estoy retrasado.
—Cuando se sufre un desmayado es mejor esperar que la persona reaccione por si sola...
—Despiértala.
Mi rude