ANDROMACA
Con fuerza me empuja hasta el escritorio donde mis nalgas tocan la superficie fría del cristal y sus besos en mi cuello se hacen insoportables, desesperantes y agobiantes cuando sus manos no se quedan quietas tocando todo mi cuerpo, me desespero porque me dará un infarto mirando la puerta, el mal presentimiento que en algún momento pueda ingresar Stavros desatando una tragedia en la cual no quiero ser participe, me dispara el azúcar.
Como tampoco quiero que este hombre me toque, pero si lo aparto de la mala manera podría darse cuenta que no soy Artemisa y no quiero eso, no puedo ponerme en evidencia, comportarme como yo misma, sería un problema que no pienso enfrentar, la ira de Stavros me aterra, es por eso persuadir será mi única opción.
—Contrólate un poco —intento apartarlo, pero parece que mi cuerpo o rostro para estos hombres es nicotina de la más pura, se vuelven primitivos cuando están cerca de mí y lo único que desean es devorarme completa—Stavros puede ingresar.
Re