ANDROMACA
—¿Estas bien?
Asiento dándole un mordiscó a mi pastel para ofrecerle con una sonrisa que trato de ocultar el malestar en mi ano, maldito sádico de mierda que hará que lo recuerde sintiendo el ardor en mi pequeño orificio.
No quiero sentir esto, no quiero recordarlo cuando solo me interesa el dolor que me provoca el hombre que come de mi mano, y eso solo se logra cuando me da tan duro hasta consumirme lentamente, sus ojos son tan hermosos y tiene actos que lo definen como un ser romántico que te derrite con sus atenciones y cuidados, aunque a veces actúa como cavernícola, al sacar a flote su lado sensible lo convierte en el hombre perfecto.
Buen cuerpo, buen besador, lindo rostro, dominante, compulsivo, agresivo, fuerte y una verga de….
Dios, no sé qué parte de él me gusta más, si este lado tierno y romántico o el toro cabreado, embravecido hijo de puta.
Come, yo termino y nos contemplamos mientras Mirtajil conduce no sé a dónde, termino para acomodarme en su pecho y al mover