Valeria se quedó un largo rato mirando el lugar donde la mujer había estado, como si las palabras que le había dicho aún flotaran en el aire, esperando ser entendidas. "No confíes demasiado", repetía una y otra vez en su cabeza. Algo en esa advertencia la inquietaba, algo que no lograba identificar con claridad.
La idea de que "todos estábamos atrapados" la caló hondo, y la sensación de soledad creció dentro de ella, incluso en esa mansión llena de gente. Pero esa misma sensación la impulsaba a actuar con más rapidez, a no quedarse quieta. Si la mujer tenía razón, entonces el lugar estaba lleno de redes invisibles, y Valeria estaba empezando a caminar por ellas sin saber hacia dónde la llevarían.
La noche avanzó, y los papeles sobre la mesa parecían multiplicarse. La terraza, aunque fría y silenciosa, se había convertido en su campo de batalla. Sabía que cualquier error podía ser fatal. Miró nuevamente la transacción bancaria, ahora más detenidamente. Había algo extraño en las fechas.