Anastasia miraba a su hermano con deseos de partirle la cara a Carl…siempre había sido muy protector con ella, a pesar de que realmente no eran hermanos de sangre, la amaba como si sí lo fueran. Arlen quería hacerle pagar a Carl por mancillar su honor. Eso no podía permitirlo, primero se arriesgaría ella, a que su hermano saliera lastimado en todo esto.
Arlen pareció adivinar sus pensamientos y más relajado asintió, tomó a su hermana de las manos y la miró fijamente a los ojos.
—Por favor, si sales lastimada en todo esto, no dudes en venir a buscarme ¿Lo prometes?
Anastasia se hizo la fuerte, evitando que una lágrima rodara su mejilla. Debía mostrarse fuerte y segura para mantener a su hermano tranquilo.
—Lo prometo, Arlen.
Le dio un beso en la frente y más tranquilo tomó asiento a su lado.
—Por cierto, la tía Brígida te manda saludos. Dice que vendrá a visitarte en estos días y que la perdones por no asistir a la boda.
Carl contemplaba desde la ventana a los dos hermanos, seguramente