Vance había sido aplastado por completo en la Casa Club de Bahía Marina, mientras que su guardaespaldas personal había quedado lisiado de una sola bofetada.

Sabía lo temible que era Harvey en realidad.

Pensaba buscar a alguien que lo apoyara al cabo de unos días; quería tener a su lado a unos cuantos luchadores expertos antes de enfrentarse de nuevo a Harvey...

Sin embargo, no pensó que se toparía con Harvey aquí.

Comparados con Harvey, sus subordinados...

Inmediatamente, la garganta de Vance se secó.

“Señor York...”.

Su cuerpo estaba a punto de ceder; estaba a punto de arrodillarse en ese mismo momento.

Un dolor agudo aún persistía en su cabeza. Su guardaespaldas personal, Zora, se congeló al instante en cuanto vio a Harvey; ni siquiera se atrevería a ir contra él.

“¡Es él, Vance! ¡Él es Harvey York!”.

“¡Ya lo he investigado antes! ¡Solo es un turista del País H!”.

Jace señaló a Harvey con una sonrisa miserable.

“¡Ese b*stardo me abofeteó en la cara y arruinó mi negocio!”