Lyall empezó a trabajar en las tardes, con sus clases, porque en las mañanas era Sasha quien compartía con los pequeños. Un mes había pasado en que cada uno se dedicó a trabajar en lo suyo.
—Estoy desesperada Lyall, necesito ver a mis hijos, no me basta con enviar y recibir cartas y estar esperando, no estoy contenta, estoy preocupada. —habló Sasha caminando de un lugar a otro.
—Debes tener paciencia, un mes y ya parecen que están convencidos de que somos un matrimonio y somos maestros. Sabes que no podíamos actuar tan pronto un paso a la vez, paciencia.
—Lo se Lyall...lo sé.
—¿Entonces? No desesperes mujer, ya estoy viendo cada noche y reconociendo los lugares más vulnerable de esta fortaleza. —dijo Lyall y continuó.
—Ya hice recorrido por todo el lugar para poder ver cómo entrarán el día que toque sacar a estos impostores de aquí.
—Lyall, tenemos que pensar en los niños, Belio y Romina tienen que pagar y ellos serán los afectados, tenemos que proteger a Taro y a Skarlett, tenemos qu