Al sentir cómo su hija se unía al abrazo familiar, Iva salió de su pequeño viaje al pasado e incluyó a Anna en el abrazo.
–¿Cómo pudiste crecer tanto en tan sólo una semana? –preguntó Luka, cuya voz se había quebrado
–Es cosa de los genes de los Conte –dijo Anna, provocando que ambos padres rieran, pues ambos, eran de hecho, bastante altos
–Por Dios, como te he extrañado mi cielo –dijo Luka
–Yo también los he echado mucho de menos papá –dijo Anna aferrándose a ambos
Durante largo rato, los tres estuvieron sumergidos en un fuerte abrazo hasta que Luka, fue el primero en soltarse, permitiendo que Anna se refugiara en los brazos de Iva, quien comenzó a acariciar la espalda de Anna en un intento de calmar su llanto.
–Pese a todo, verlas juntas, es una imagen que he esperado ver desde hace mucho tiempo –dijo Luka antes de dirigir su mirada hacia su mujer, quien no tardó en asentir.
Recordaba como el corazón se le había roto al ver como su prima no podía controlar el llanto el día en que se