Capítulo 50: Traidores.

Al escuchar la voz de la joven princesa, Darío retrocedió un par de pasos de su lugar, y se apresuró a recargarse contra un árbol.

“La escucho alteza, ¿puedo ayudarla con algo?” ―preguntó al percibir el tono nervioso en su voz

“Yo… Quería saber cómo van las cosas con Paolo, ¿ya lo han atrapado?”

“Aún no su alteza, el alfa Paolo y el joven Amato se están enfrentando, sin embargo, me alegra decirle que tomamos al alfa desprevenido, sin duda, no esperaba que lo atacasen en este lugar” ―dijo Darío sonriendo al recordar la cara que le había visto a Paolo, quien se había asomado por una ventana antes de ocultarse nuevamente en el interior de la caseta

“¿Se estaba escondiendo?” ―preguntó Anna con indignación ― “¿¡No participó en su propia invasión!?”

“Eso escuchamos el joven alfa y yo, alteza” ―le dijo Darío― “Al parecer, iba a esperar a que el alfa Dean estuviera lo suficientemente débil para enfrentarlo”

“¡Es un cobarde!” ―exclamó la joven ― “Darío ¿tú dónde estás?”

“Me encuentro vigilando
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