Capítulo 47: Voy a destruirlos.
Mientras que Mendel y Svein caminaban en dirección a los dominios del hechicero, en una oscura y fría celda, un hombre se paseaba lentamente por el lugar, con la mirada fija en su prisionero.
― ¿Quieres parar? Voy a vomitar ―gruñó con fastidio el prisionero
―Pensé que no ibas a hablar ―dijo el hombre deteniéndose justo frente a él
―Tenía que hacerlo, tu maldito ir y venir me estaba mareando ―
Ante sus palabras, el hombre examinó atentamente el estado de su prisionero.
Tenía la cara llena de moretones, incluso, hilos de sangre aún corrían por su nariz, boca y cabeza, mientras que uno de sus ojos, estaba ligeramente cerrado.
Gracias a los grilletes de plata que aprisionaban sus manos, pies y cuello, su lobo no podía ayudarlo a sanar.
― ¿Quién te hizo esto Alastor? ―
―Por favor ―se burló el lobo ante la extraña pregunta ―No juegues conmigo Arioch, no te queda el preocuparte por mí ―
―Alastor ―gruñó Arioch con los dientes apretados
― ¿Qué? ¿Tan rápido te olvidaste como me recibiste tú mis