Capítulo XXII

Disfrutó el trayecto a casa, oyendo el monólogo del chico rizado. Únicamente lo interrumpió para despejar un par de cuestiones que nacieron producto de su casual encuentro y descubrió que los dueños del supermercado —bastante alejado de dónde vivía Dominic— eran conocidos de sus tíos (padres de Zacarías). Luego de la breve explicación, él optó por callarse, bueno, nunca fue de hablar mucho.

Nunca se sintió tan resguardado del mundo al ingresar a la casa. Ayudado por un sonriente Dominic, organizó y acomodó cada cosa en su lugar. No supo en qué momento, pero, luego de unos minutos, el chico se perdió de su campo de visión. Una variedad de imágenes se moldearon en su mente. Y, entonces, cayó en la realidad… Mávros. Su gato se robó la atención de Dominic. Haciendo caso omiso a lo que fuese que s

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