Acabó de abrocharse el cordón de la zapatilla cuando oyó que entraban a la habitación.
Un golpecito suave le hizo alzar la cabeza viendo a la mujer allí plantada en el umbral de la puerta.
-Hola Ray- saludó ella.
Ray, sin darse cuenta, pudo distinguir un aroma proceder de la mujer.
Olía como a acidez y amargor.
-Hola señora- saludó él enderezandose.
Ésta se adentró en la habitación, con los brazos cruzados y mirándole fijamente.
Plantandose ante él, tragó saliva y preguntó:
-¿Es cierto que...trataste de...propasarte con mi hijo?-
Ray aspiró profundamente para poniendo cara de pesar responder:
-No...no sé lo que pasó, señora y...todo es difuso y confuso...no...no recuerdo bien lo que pude hacer...-
Ella tomó aire y se sentó a su lado.
-Ray, no quiero estar molesta contigo- repuso posando una mano en su espalda -Solo...si sabes que no controlas cuando bebes, evita el alcohol y...evitarás hacer cosas que estoy segura realmente no quieres hacer-
Ray agachó la cabeza mostrando vergüenza.
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