El timbre de casa sonó y todos subieron que no era pablo ni nadie de la familia porque era muy bien conocido que siempre tenían la puerta abierta. Franco soltó la mano de Elise y fue a abrir. Vio a un hombre vestido de traje, impresionantemente alto e impecablemente vestido.
—Buenas tardes, mi papá no se encuentra y no hace negocios desde casa.
—Buenas tardes, estoy buscando a Lucrecia Cheng.
—Lucrecia, ¿cuál es tu otro apellido? —gritó desde la puerta Franco.
—Salomón.
—Mamá se refería al de soltera—aclaró Priscila molesta.
—Cheng.—Dijo con una sonrisa. — Lucrecia Salomón Cheng.
—Alguien te busca aquí.
Carrick y Sebastian se pararon detrás de Franco. Lucrecia les toc&oa
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