--- Ana Teyssier ---
Miro al hombre que acaba de decir todas aquellas hermosas palabras y no puedo creerlo. Él ha estado conmigo por años, él ha estado siempre conmigo, ¿cómo pude ser tan idiota? ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Cómo permití tantos años lejos de él?
- Ana… ¿Has escuchado todo lo que te dije? – me pregunta esperando a que yo le dé una respuesta.
¿Cuál es la mejor respuesta a todo lo que acaba de decirme? Lo único que hago es levantarme de la silla e ir hacia él y besarlo, sí, besarlo.
Lo beso como si fuera una chiquilla, la misma adolescente de hace 14 años, me duele, claro que me duele, pero no importa. Estoy frente al único hombre del que nunca debí separarme.
Montones de imágenes cruzan mi mente, montones de recuerdos llegan en forma de cascada.
Recuerdos desde cómo fue que nos conocimos, recuerdos de cómo fue mi primer beso con él, lo que sucedió ese día, recuerdos de cómo fue que tome ese maldito avión y lo deje aquí.
- ¡Oye…! ¡Oye! ¡Tranquila! Te me vas a abrir