Estimadas lectoras y lectores Dominik, poco a poco va reconociendo algo, no lo dice directo, pero si entre líneas..
--- Ana Teyssier ---Algo que he aprendido esta semana es que, antes de tomar las pastillas, debo bañarme, porque luego ya no sé nada de mí. Mi día pasó demasiado rápido, creo que el hecho de que el señor Müller esté en casa hace que el día fluya más rápido.Con su ayuda cubro mi brazo y, como puedo, entro al baño, ahora viene la parte difícil, que es, bañarme, abrir la regadera, no es problema, pero lavar mi cabello, sí que lo es. Luego de un largo baño, salgo, me pongo la pijama y comienzo a secar mi larga cabellera.Cuando menos lo espero, lo escucho tocar…- Ana, ¿Estás visible? – Pregunta el señor Müller detrás de la puerta.- Sí…- ¿Puedo pasar? – Pregunta como si esta no fuera su habitación.- Adelante…- Te traje agua para tus medicamentos… ¿Quieres que te ayude a secar? – Dice él señalando mi cabello.- ¡Oh, no! ¡No! ¿Cómo cree? ¡Puedo hacerlo sola!- ¿Mmm? Luces como si te estuviera costando hacerlo…- Bueno, solo un poco, pero estoy bien… - Digo, sintiendo su mirada sobre m
--- Dominik Müller ---Casi no pude pegar el ojo toda la noche con preguntas sin respuesta. En el tiempo que Ana lleva viviendo en Nueva York, jamás he hablado con ella de su vida, como lo he dicho, en un principio se notaba triste, llegué a pensar que extrañaba a su familia, pero la verdad no quise poner atención, ya que estaba embelesado con Bárbara.Conforme el tiempo avanzaba, ella fue mejorando, se esmeraba en su trabajo en la oficina, debo reconocer que en casa, poco a poco se fue apoderando de cada espacio, el aroma a cítricos y mangos luego descubrí que le pertenecía, no era que me molestara, al contrario, creo que olfatearlo me tranquilizaba.Mi casa comenzó a llenarse de flores, sí, mi casa, meticulosamente decorada, se llenó de pequeños ramos de flores. No sé cuáles sean, digo sé que unas son rosas, pero hay más flores, lo cual la hizo verse llena de vida, por acciones como esta, me fue inevitable comenzar a Ana.- Hola… - Dice ella y me saca de mis pensamientos.Abro los oj
--- Dominik Müller ---- Hablé de ti, Ana… Acabas de darme una lista de lo que tienes que hacer aquí, ¿Cómo era tu vida en México?Ante la pregunta, ella abre los ojos y nuevamente casi se atraganta con el hot cake.- ¿Cómo? - Responde sorprendida.- Sí, cuéntame, ¿Qué hacías en México?- Sobrevivir… - Responde rápidamente.- ¿A qué te refieres con eso? - Vuelvo a preguntar, ya que su respuesta me llena de intriga.- Mmm… Casi no hablo de mi vida personal…- Ana… si recuerdas que ya no trabajas para mí, podemos hablar de cosas que nunca hablamos… - Digo tratando de romper el hielo.- ¿Qué quiere saber? - Me pregunta como si quisiera concretar algo de lo que hablar.- ¡No lo sé! – Digo fingiendo indiferencia. – Lo que tú quieras contarme…- Nada… - Responde cortante.- ¡Ana!- ¿Qué? Usted dijo… - Dice ella sonriendo.- Háblame de tu familia… - Le digo por mencionar algo.Puedo ver cómo sus ojos se iluminan.- Pues como ya sabe, tengo a mi madre, a mi abuela y mi hermana menor, tengo una
--- Dominik Müller ---- ¿Qué hay del amor? – Es aquí donde podré responder mis preguntas…- ¿Qué de eso? - Pregunta con intriga evidente marcada en la voz.- Cuando viniste a Nueva York, ¿Dejaste a algún amor…? - Pregunto yendo directo al grano.- Sí… Deje 3, no fueron 4…Cuando ella dice que son 3, me asusta, ella andaba con 3, ¡No! Con 4… ¡Dios! Esta niña me sorprendió con su cara angelical…- ¡Ana! - Digo sorprendido y un tanto molesto.- ¿Qué? Usted preguntó… Además, que se asusta, si en este apartamento he visto desfilar un montón de amantes, las tengo todas listadas y casi grabadas en mi memoria para no equivocarme, Paty, Daisy, Lola, Carol, Carolina, Vicky, etc., ah y Bárbara… De esa no me puedo olvidar… - Dice al ver mi evidente sorpresa.- ¡Touché…!- ¡Qué le digo! ¡Era toda una loca! - Dice en completo descaro.- Ana… Te pregunté en serio… - Aunque viendo su cara sabía que no era verdad… - Háblame de ellos… - Digo queriendo indagar más de su loca vida de amor libre, segurame
--- Dominik Müller ---Me siento más libre, me enfoco en mi trabajo, me enfoco en cuidarlo y ayudarlo a usted, aunque he de ser sincera, señor Müller, realmente necesito vacaciones, necesito tiempo para mí. – Dice mientras voltea a verme a los ojos.Necesito hacer todo lo que ya le dije, si acepto seguir con usted, debe dejarme un tiempo para mí, no es que me vaya a ir corriendo a buscar un amor, más bien voy a buscar mi propio amor…Quiero un día para consentirme, para apapacharme, quiero un día a la semana mío, quiero tiempo para conocer los cafés de la ciudad, quiero ir a un bar, emborracharme, beber cerveza y comer una grasienta hamburguesa, quiero ir a los bolos aunque no sé jugar…Quiero conocer el Empire State, quiero ir a la estatua de la libertad, además quiero tomar un vuelo o ir en tren a Chicago…- ¿Los musicales?- ¡No! La verdad es que quiero tomarme una foto debajo de la habichuela gigante… - Dice y sé que es verdad.- ¡Ana!- Sí, sí, luego puedo ir a los musicales, pero
--- Dominik Müller ---Se va de la cocina y yo, me quedo con una extraña sensación. Ella me besó, me abrazó, eso jamás lo había hecho y yo sonrió como idiota. Pero la sonrisa se me va al recordar lo que me contó anteriormente.Ella casi no habló de su familia, pero de aquellos hombres sí, debo saber quiénes son, ¿Por qué? Porque uno de ellos me suena familiar, ese tal Héctor Plourde, sé que lo he escuchado antes, pero no recuerdo de dónde.- De nuevo… ¡Gracias! ¡No sabe cuál feliz me hace saber que tendré vacaciones! ¡Es más, deme ese maldito contrato y se lo firmo ahora! – Dice ella toda entusiasmada.- Ana, es obvio que debo volver a redactarlo, no lo tengo a la mano…- Bueno, pues apresúrese antes de que cambie de opinión…Luego se va, obviamente no se puso ni pantuflas, ni zapatos, va por la casa dando brinquitos tal cual niña…Terminó de recoger la mesa, voy a verla y se ha quedado profundamente dormida, cosa que aprovecho para revisar el susodicho contrato. Al leerlo con detenim
--- Dominik Müller ---La tarde fue amena, llegamos a un bar, ella decía que lo quería conocer, pidió una grasienta hamburguesa y yo la acompañé con la misma, pidió un enorme vaso de cerveza. Yo no soy mucho de esa bebida y eso que soy Alemán, pero terminé pidiendo una, para acompañarla.Es la primera vez que la veo así de contenta, luce relajada y feliz, luce como cuando la conocí hace ya varios años.Luego de ver el final de una serie que ni ella, ni yo hemos visto en nuestras vidas, veo que lleva 3 vasos de cerveza IPA. Sus mejillas son rosadas, se ha integrado muy bien en el ambiente, sonríe y me mira, una banda de rock comienza a tocar, ella coloca su brazo lastimado arriba de la barra, me mira y habla.- ¿Quién es Ashley, Dominik?Creo que el alcohol ha comenzado a hacer efecto.- Nadie… - Respondo cortantemente.- No pareciera… - Dice mientras da un sorbo enorme a su vaso de cerveza.- Ana… Creo que no deberías tomar más…- ¡Tú tranquilo! Es algo que he hecho montones de veces e
--- Dominik Müller ---- Bien, ahora que le conté la historia entre Héctor y yo, ¿Me contará sobre Ashley? - Dice con curiosidad.- ¿Qué quieres saber de ella? – Pregunto porque no sé por dónde comenzar.- ¿Por qué es caso cerrado? O al menos eso me advirtió Bruno… - Dice y ahora sé de dónde viene todo eso.- Bruno y su bocota… - Digo molesto.- Bueno, no lo tome a mal, pero varias chicas me preguntaron que si yo sería la nueva Ashley, por eso supe cómo se llamaba la nueva asistente. Al principio me miraban raro y casi no querían hablar conmigo, supuse que debía tratarse de un tema incomodo.Luego lo vieron llegar del brazo de Bárbara y obviamente supieron que habían metido la pata.- Ashley fue mi asistente, duró casi el mismo tiempo que tú… Solo que, bueno, sucedieron cosas… - Digo apenado.- ¿Te acostaste con ella? - Preguntó sabiendo la respuesta.- ¿Quién te dijo eso? – Respondo sorprendido y apenado aún más.- No necesita decirlo, todos decimos lo mismo cuando pasa algo así… - Di