Luego de un largo baño, nuevamente ayudé a Ana a secar su cuerpo y su larga cabellera, ella fácilmente se hizo una coleta y buscó su ropa, al ver aquello, le dije:
- Ven, tu ropa la mandé a la tintorería, pero te he comprado más…
- ¿Cómo? – Respondió ella con sorpresa.
- Sí, espero que Mateo haya atinado a tu talla.
Tomé su mano y la llevé a mi vestidor, donde varias bolsas con lencería le aguardaban.
- Estas las seleccioné yo, así que escoge lo que necesites para completar el atuendo de hoy, la otra parte de ropa la seleccionó Mateo y está en la sala.
- ¿Te puedo preguntar algo?
- ¿Sí, dime?
- ¿Cuándo compraste esto?
- Hoy, durante la madrugada.
- Pero no están abiertas las tiendas de madrugada.
- Bueno, para mí, sí.
Veo una ligera duda en la mirada de Ana, pero ella no dice nada, veo que selecciona una bolsa con un poco de pena, sé que todo se le debe ver perfecto, cada prenda la seleccione pensando en ella, luego de un momento, para romper un poco con su nerviosismo, digo tranquilam