Pasan las horas y nada de noticias de nadie. No paro de mirar el reloj de mi celular o el de pared. Miro las manecillas del reloj y es como si quisiera tener los poderes telepáticos de Matilda para poder hacer que se muevan más rápido.
Por la hora que es y calculando los tiempos, Eric ya debería de estar aquí o bien de camino, hoy como nunca estoy impaciente por verlo. Solo espero que no le haya pasado nada. Ya es tardísimo y nada de noticias. Creo que lo mejor será dormir y esperar a mañana y tal vez tener noticias de mi novio.
Apago la televisión y me acomodo para dormirme.
No sé qué hora es, pero tengo que contestar el teléfono ya que suena como loco.
—¿Hola? —digo mientras bostezo.
—Cariño, perdona la hora, recién llegué a Newport, necesito me digas el nombre de tu hotel para que el taxi pueda llevarme hasta