—No, sólo me pidió que le diera otra oportunidad —resopló Sofía.
—¿Otra oportunidad? —preguntó María. Luego añadió—: ¿Sigues sintiendo algo por él, Sofía?
Al fin y al cabo, Sofía era la que decidía si quería que la relación continuara. Si Julio le gustaba románticamente, el hombre no tendría que hacer mucho para conquistarla. Pero si a Sofía no le gustaba, entonces ya no importaba si Julio había recuperado sus sentimientos por ella.
—No lo sé —Sofía negó con la cabeza—. Creo que ya no tengo tiempo para él ni para el romance.
Ayudar a más personas y realizar más operaciones le parecía mucho más gratificante que perder el tiempo con Julio.
—Tienes razón. No todo el mundo tiene que casarse. Algunos pueden disfrutar de la vida incluso estando solteros. —María asintió.
—Yo puedo disfrutar de eso ahora que ya me casé una vez, pero tú no, María —replicó Sofía —. ¿No has encontrado a alguien que te llame la atención de los pretendientes del DF?
—Ellos... eh... —murmuró María, parpadeando sin c