--- Alexis Betancourt (5 años atrás) ---
Entré a la habitación donde me dijeron que estaba Ana. Al entrar, una luz tenue ilumina el lugar, ella parece dormida, un tubo sale de su boca, a excepción del tubo, toda ella luce tal como la recuerdo, bueno, con el rostro un poco más delgado y pálido.
Siento que se me parte el corazón, ¿Cómo puede ser posible? Esta mujer es un imán de hombres dañinos, lo es y lo ha sido siempre.
Los médicos dicen que tuvieron que hacerle un lavado gástrico debido a todas las pastillas que ingirió.
Tomo asiento en la silla que está a un lado de la camilla, sostengo su mano, checo su pulso, me topo con que lo tiene, aunque débil, pero lo tiene.
Sé que está conectada a una máquina, pero necesito sentirlo yo, necesito saber que ella está bien.
El día que sepultaron a su familia, fui al cementerio, no quise acercarme, no he querido hacerlo.
Sé bien que ella no tiene una buena referencia de mí, además, lo que hubo entre ella y yo, fue más físico y sexual, n