Narrado por Elena
La oficina principal de Alexei era un monumento al exceso. Todo en ella parecía diseñado para recordarme mi lugar: mármol pulido bajo mis pies, muebles de madera oscura impecable, y una colección de arte que probablemente podría comprar un país pequeño. Pero no estaba allí para admirar nada de eso. Estaba para descubrir las mentiras que mantenían todo esto en pie.
Me ajusté el blazer y abrí mi portátil, decidida a concentrarme en la auditoría, aunque Alexei parecía tener otros planes. Su insistencia en que trabajara en su propia oficina, bajo su mirada vigilante, era su forma de intimidarme.
—¿Te acomodaste bien? —preguntó desde el sofá, con un tono tan cortés como falso.
—Estoy aquí para trabajar, no para charlar —respondí sin levantar la vista.
Él soltó una risa suave, como si mi respuesta lo hubiera divertido.
—Por supuesto. Solo asegúrate de no buscar donde no debes.
Me obligué a no reaccionar. Sabía que él estaba acostumbrado a manipular a las personas, pero yo