Capítulo 27: No se merecía ni esa felicidad
–¡TENEMOS CARNE NUEVA!

–¡MIREN, UNA PRINCESA!

–¡ME LO PIDO!

–¡PERO SI ES LA BARBIE!

–¡EH PRINCESA, TE VOY A LLENAR DE MIMITOS!

Se puede decir que Scott había tenido un caluroso recibimiento, los presos arrastraban objetos por los barrotes de sus celdas, daban la bienvenida a los nuevos, elegían sus nuevas propiedades y hasta repartían turno. Scott no bajó la cabeza ni un solo minuto, nunca se había dejado pisotear y esta vez no sería diferente, aunque le fuera la vida en ello.

Lo habían metido en una celda, con un hombre moreno alto que por suerte lo había ignorado por completo, solo le había avisado sobre el orden de las camas y que no tocará sus cosas.

Scott estaba con todas las alarmas encendidas, tenía el cuerpo entero en pura tensión, como si hubiera estado esperando el ataque enemigo a cualquier momento. Esa noche no llegó, pero él tampoco había podido pegar ojo.

No había recibido ninguna noticia del reverendo y debía tener una respuesta para la fiscal cuanto antes. Isaia
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