Victoria:
Me depositó en la cama con suma delicadeza
– ¿Estás mejor?
– No lo sé, Franco
– ¡Oh por Dios!, estás temblando – me abrazó con fuerza.
Sentir sus musculosos brazos alrededor de mi cuerpo estrechándome contra el suyo y haciendo que su perfume me embriagara por completo, era la gloria, pues ese hombre cada vez me tenía más cuativada.
– Gracias –
– ¿Por qué, tesoro? – besó mi frente
– Por no dejar que me cayera – hundí mi cara en su pecho, me estrechó más aún
– Jamás dejaré que te suceda nada malo, lo prometí, ¿recuerdas?
Solo moví mi cabeza de forma afirmativa, pero sin despegarla de su cuerpo, no podía, no quería que me soltara
– Ahora, trata de dormir, mañana hablaremos
– ¿Puedes quedarte conmigo?
– Vic, no es conveniente. Descansa, si necesitas algo me mandas un mensaje – y salió de la habitación sin siquiera volver a mirarme
Franco:
Creo que Victoria sufre de ataques de pánico, pero de una forma muy extraña, pues ella reacciona muy bien a las situaciones, pero luego se d