Narrador:
Franco y Victoria ya estaban a punto de llegar a la mansión. Sabían que les tocaba vivir días muy intensos.- Sabes que la abuela estará muy acelerada – dijo Franco mientras colocaba la mano sobre la rodilla de Victoria, ella le puso la suya arriba y se la aprisionó- Lo sé, lo sé – Franco detuvo el coche- Mira, si no estás segura, si quieres que lo echemos para atrás, fingimos una discusión y pronto, lo aplazamos indefinidamente.- Franco, no te preocupes, estaré bienSe acercó a ella y le dio un beso en la mejilla, pero muy cerca de la comisura de los labios. Ella se sonrojó- Adoro cuando te sonrojas – sonrió y continuo el viajeAl llegar a la mansión se encontraron con la sorpresa de que no había nadie, solo la servidumbre. Rebeca salió a su encuentro- Bi