Tenía mis emociones a flor de piel, no sabía si llorar, si gritar, si reír o incluso si regresar al departamento de Hummer para continuar con nuestra disputa entre el amor y el oído. Porque eso era lo que ambos teníamos entre nosotros, una mezcla de amor y odio que iba más allá de cualquier cosa y estaba empezando a volverme loca.
Incluso más de lo que ya estaba.
Solté un suspiro y me dediqué en entrar al ascensor sin dejar de apretar mis manos a mis costados e incluso podía sentir como mis uñas estaban empezando a enterrarse en mi piel, pero mi importaba muy poco.
Esas palabras, esas malditas palabras ahora no salían de mi cabeza. Pensé que esa condición que el pondría sería cualquier cosa