Después de caminar hasta la tienda, entré y busqué a Ian, pero no lo vi, llegué a donde estaba el cuadro y no sabía qué hacer ¿qué seguía?
“Puedo estar detrás del cuadro” repetí en mi mente la nota que traía en mi mano.
Me acerque al cuadro y lo levante un poco, vaya que si pesaba, cuidé que no se desprendiera de la pared y cayera al suelo, vi un papel color rosa, batallando con una mano levanté el cuadro y con la otra tomé el papel.
Bien, lleva este cuadro a la caja registradora, ahora es tuyo. Ahora ve donde siempre comemos y pide una pizza fa