C103 - Su corazón dejó de latir.
— ¡Basta! — gritó Gabriel, su paciencia agotándose —. No seré parte de esto. No permitiré que continúes con tu locura.
— ¿Locura? — replicó Francisca, acercándose un paso más —. ¿Sabes lo que es locura? Perder todo por unos bastardos que no merecen nada. Todo lo que he hecho fue por ustedes, y ahora son los que están en mi camino.
Gabriel sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. No podía creer lo que estaba escuchando.
— Somos tus hijos — musitó, manteniéndose erguido, sin demostrar nada —. Por un tiempo largo creí fielmente que sentías algo por nosotros, que ese comportamiento sobreprotector era porque nos amabas; pero ahora comprendo que todo era una farsa. Un movimiento más, y tal vez conseguirás todo lo que quisieras, arrebatarnos lo que mi padre nos dejó.
— ¿Qué has hecho por nosotros? — preguntó, Gael, su voz temblando de dolor —. Solo has causado sufrimiento. ¿Eso es lo que llamas amor?
— Amor — murmuró Francisca, como si la palabra estuviera envenenada —. He