POV de Mathilda
Todavía puedo recordar la mirada de Fredric en esa mesa: fría, pero como si algo estuviera a punto de derrumbarse detrás de ella. Ni siquiera sentí nada cuando Paula me miró con asco.
“No esperaba encontrarlos allí,” dije al fin. Mi voz era neutra, pero mis dedos apretaban inconscientemente el borde de mi falda.
Enzo me lanzó una mirada rápida y luego encendió un cigarrillo sin decir palabra. El humo blanco se elevaba con la brisa suave que hacía tan fresco este rooftop.
“Lo miraste demasiado tiempo,” dijo con calma.
“¿A quién?”
“Fredric.”
Su tono era neutral, pero lo suficientemente agudo para hacerme girar la cabeza.
“¿Qué pasa? Solo me sorprendió,” respondí. “Pensé que ya había salido de mi vida.”
“Estás equivocada. Los ojos nunca mienten. Podría haberse sentido incómodo, ¿no? Además, alguien como él rara vez desaparece por completo,” murmuró Enzo. “Solo esperan una excusa para volver.”
“¿Y crees que volverá?”
Enzo encogió los hombros. “Si yo fuera él… sí. Buscaría