Capítulo 52.
-Ahora, ¿Crees que podamos dormir?
Asentí pero fruncí el ceño. Él rodó los ojos.
-¿Algo más?
-¿Mis gemidos sonaban falsos?
Fue su turno de parpadear y luego echarse a reír.
-Duerme, Vomi. Deja de preocuparte por tonterías.
Hice un puchero pero cerré obedientemente los ojos.
Lo sentí volver a pasar su brazo por mi cintura antes de quedarme dormida.
El gruñido del Alfa Supremo me despertó de mi sueño profundo.
-Largo, nadie puede verla desnuda más que yo.
-Lo... lo siento, Alfa. - Dijo una voz masculina cerrando la puerta rápidamente.
¿Desnuda?
Me estiré y me sentí sobre su pecho, así como también sentí una manta suave sobre nosotros. Me acurruqué nuevamente antes de soltar una risita.
-¿Por qué te ríes?
-Porque anoche solo le pasamos el recado a las hembras, no a los machos.
Abrí un ojo y lo vi mirando hacia el techo, no parecía muy feliz.
-¿Qué pasa?
-Los dos aspirantes a Alfa esperan desde el amanecer afuera de la casa de la manada. Uno de ellos ha