No soportas que Lisandro te trate así, por lo que te sueltas de su agarre y sin decir más sales del estacionamiento. Los tacones te están molestando, así que te los quitas. Después de un par de cuadras logras tomar un taxi. Vuelves a tu casa furiosa. No vas a dejar que te traten así.
¿Qué mierda le está pasando?, te preguntas enojada.
Te tomas otra pastilla para el dolor de cabeza, te cambias y te maquillas. Te sacas varias fotos y se las mandas a él. Ahora sí va a ver qué clase de chica eres. No vas a ponerle una correa, ya que nunca has aceptado ser su perrita. Después de eso les escribe a tus compañeras y les explicas que no vas a salir porque estás muy cansada. Solo deseas molestar a Lisandro. Unos minutos después él te llama y discuten.
Provocas a Lisandro mandándole fotos con ropa sensual. Él te llama y discuten. Va hasta tu casa y te pide que lo dejes entrar.
—¿Qué se supone que haces aquí? —le preguntas con una sonrisa entre tus labios.
—¿Qué se supone que haces tú enviándome