Camila vuelve al departamento y empieza a acomodar las cosas que ha comprado con la tarjeta de Lisandro. Le envía un mensaje diciéndole que no se preocupe por el monto y que le hará la transferencia cuando tenga sus cosas. En ese momento, golpean la puerta del departamento. Camila va a abrir y al mirar por la mirilla ve a Lisandro. Abre la puerta y él entra apurado.
—¿Ella está aquí? —pregunta Lisandro.
—¿Quién? —pregunta Camila desconcertada.
Lisandro deja sobre una mesa en la entrada los archivos que Camila le había pedido y su computadora, y sigue inspeccionando el lugar.
—¿A quién buscas? —pregunta Camila asustada.
—A Lisa. ¿Vino a molestarte? —pregunta él. Camila sonríe.
—No, para nada. ¿Esa mujer te asusta tanto? —pregunta Camila sorprendida.
—No sabes lo terrible que es. Bueno, me alegro de que no viniera a molestarte. Si lo hace, solo avísame —pide él un poco más tranquilo.
Lisa le había escrito, con solo ver a Camila se había dado cuenta de que ella había estado con Lisandro.